El 98% de los jóvenes dice haber sufrido violencia sexual digital y uno de cada cinco ha sido víctima de 'deepfakes' con IA
El 35% de los agresores pertenecen al entorno cercano de la víctima, según un informe de Save the Children.

Tener un teléfono móvil implica ya ser diana de algún tipo de violencia sexual digital. Bien porque han sido chantajeados con difundir imágenes íntimas, porque adultos han contactado con ellos con fines sexuales o porque sus familias han publicado fotos que luego pueden ser usadas con otros propósitos, el 97,9% de los jóvenes reconoce haber vivido algún tipo de violencia sexual online en su infancia o adolescencia. El anonimato, la ausencia de reglas y una normalización de prácticas como el sexting y el envío de imágenes íntimas hacen de internet un escenario perfecto para que se reproduzcan estas situaciones.
Un informe de Save the Children publicado este martes advierte de que la violencia sexual digital es un fenómeno "masivo, diverso y en expansión" y asegura que la Inteligencia Artificial (IA) y los deepfakes —imágenes manipuladas que muestran a menores desnudos— suponen "un nuevo reto de enorme gravedad", pues pueden convertir cualquier imagen "en materia prima para la explotación". Tras encuestar a más de un millar de jóvenes de entre 18 y 21 años, el estudio revela que uno de cada cinco ha sido víctima de imágenes generadas con IA que les mostraban desnudos cuando aún eran menores.
El problema, según la organización, es que generar este tipo de pornografía infantil no es una tarea para nada compleja: "Aunque para ello se necesita un volumen considerable de imágenes de la víctima desde múltiples ángulos, estas pueden obtenerse fácilmente de las redes sociales en las que se publican, lo que aumenta el riesgo de que cualquier niño o niña pueda ser víctima potencial". Además, esa combinación de imágenes de abusos reales con contenido generado digitalmente obstaculiza la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que pierden mucho tiempo tratando de distinguir entre víctimas reales y contenido generado con IA.
Sin percepción del riesgo
Hay, además, otro factor que propicia este tipo de situaciones, y es la baja percepción que tienen de estas amenazas y lo poco conscientes que son de las consecuencias. El 70% de los encuestados no ve un riesgo que sus fotos sean manipuladas con IA y el 65% tampoco ve mal el envío o reenvío de imágenes sin el consentimiento de la persona menor de edad que aparece en ellas. De hecho, apenas uno de cada tres considera que existen riesgos al enviar fotos o vídeos íntimos a una persona adulta y la misma proporción afirma haber sido contactado por adultos con fines sexuales (práctica que se conoce como grooming), sobre todo a través de Instagram, WhatsApp o videojuegos online.
Los datos también muestran que el sexting —intercambiar material sexualmente explícito— es ya "una práctica consolidada entre los adolescentes". Un 27,1% de los jóvenes dice que enviaron mensajes, fotos o vídeos íntimos o sexuales suyos voluntariamente durante la infancia o adolescencia, y el 40,2% refirieron conocer a alguien que lo había hecho. Save the Children advierte igualmente sobre los riesgos de esta práctica y la necesidad de concienciar a los chavales para que sepan que, una vez enviado este contenido, se disparan las posibilidades de ser una víctima de algún tipo de violencia sexual digital, ya que esas imágenes pueden ser redistribuidas luego sin contenido o utilizadas para la sextorsión. Es lo que le acabó sucediendo a un 20% de los jóvenes que ha sufrido amenazas o chantajes para enviar más material o evitar que sus imágenes se difundan a otras personas, una extorsión que sufren con mucha más frecuencia las chicas (28,5%) que los chicos (18,4%).
Falta información
Preguntados por los motivos por los que compartieron imágenes o vídeos íntimos o sexuales de sí mismos, casi la mitad (el 48%) confiesa que no sabían que podía ser peligroso, el 46% cree que es algo normal o que no tiene consecuencias negativas, el 42% buscaba atención, afecto o validación, mientras que 4 de cada 10 esperaba ganar algo a cambio.
"Lo que vemos es una falta de información y de conocimiento sobre qué puede ocurrir en el entorno digital y respecto a la gravedad de determinados comportamientos que puedan ser incluso constitutivas de delito", cuenta a 20minutos Catalina Perazzo, directora de incidencia social y política en Save the Children España. Por ello defiende que se incluya una formación específica dentro del currículo educativo, como se ha hecho con la educación afectivo-sexual. También incide en la importancia de que las familias se formen igualmente para que sepan detectar y prevenir este tipo de situaciones en casa.
En cuanto al perfil de los agresores, la organización identifica un patrón muy concreto: suelen ser hombres (en el 93% de los casos), de una edad media de 28 años y del entorno de la víctima (en el 35% de las veces), que en uno de cada tres casos buscan encuentros presenciales con ella.
Todas estas formas de violencia, apunta Perazzo repercuten en la autoestima y en cómo se relacionan luego con otras personas. "Pueden llegar a convertirse en una persona mucho más retraída y que incluso tenga un impacto educativo y que su rendimiento académico baje, que empeore la relación con los compañeros y con la familia... Además, luego vemos en muchos niños que sufren violencia que les hace más propensa a poder ser víctimas de violencia física", añade.
El informe advierte también de los efectos del sharenting, que es la sobreexposición de los menores de edad en las redes sociales de sus familiares. Según INCIBE, el 81% de los bebés tienen presencia en internet con apenas seis meses de vida. "Es necesario, por tanto, visibilizar y concienciar sobre este riesgo, promoviendo prácticas más conscientes y seguras en el entorno digital, también por parte de las familias, para preservar la privacidad, la seguridad y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes", señala el documento.
Una ley y varias medidas pendientes
uSave the Children propone, para evitar que esto vaya a más, varias medidas. Una de ellas es el despliegue de la ley de protección a la infancia, aprobada en 2021 que contemplaba la creación de un registro de violencias contra la infancia, para ampliar y mejorar las estadísticas. Fuentes del Ministerio de Juventud e Infancia informan a 20minutos de que se trata de una herramienta que está en fase de implementación y que ya se han llevado a cabo dos proyectos pilotos con las comunidades autónomas, con el objetivo de que ponerla en marcha "este año".
Perazzo también defiende la necesidad de desarrollar la educación educativo-sexual y regular bien la figura del coordinador de bienestar en los colegios, que actualmente es muy desigual entre comunidades autónomas. "Podría tener un papel importante en la detección, prevención y acompañamiento a los chicos, estableciendo mecanismos de denuncia claros y adaptados", sostiene.
Recuerda, asimismo, la ley de protección a los menores del Gobierno, que aterrizó en el Congreso de los Diputados en marzo, y que desde entonces no ha dado ningún paso más. La norma recoge una batería de medidas, como penas de entre uno y dos años de cárcel por falsificar imágenes sexuales con IA; que todos los dispositivos tecnológicos vengan de fábrica con control parental; órdenes de alejamiento virtual; y la elevación, de los 14 a los 16 años, de la edad permitida para crearse un perfil en redes sociales.
"Creemos que la parte más difícil va a ser regular el tema de las plataformas y empresas digitales, pero confiamos en que la lety avance", señala Perazzo, que considera crucial la colaboración de las plataformas tecnológicas. "Al final, nada está diseñado teniendo a la infancia en mente y hay cuestiones que no pueden quedar así y es necesario que se involucren. En este informe, llamamos la atención sobre todo lo que tiene que ver con la pornografía infantil y en cómo la detección, identificación y bloqueo de este tipo de contenidos necesita una participación activa estas empresas", zanja.