Afectados por el incendio en el Bierzo lamentan el retraso en la llegada de medios: "Los vecinos evitaron que el pueblo ardiese"

Vecinos de Oencia, Peranzanes y Arnado critican el "abandono" de sus pueblos del Bierzo durante cuatro días.

Afectados por el incendio en el Bierzo lamentan el retraso en la llegada de medios: "Los vecinos evitaron que el pueblo ardiese"

En las mentes de los vecinos de la comarca leonesa de El Bierzo resuena el lema de los afectados por la DANA de Valencia, "solo el pueblo salva al pueblo". Tras los desoladores incendios que han dejado localidades completamente calcinadas, residentes de Oencia, Peranzanes y Arnado lamentan el retraso en la llegada de medios que ayudasen a combatir las llamas. Es "un sentimiento general en todos los pueblos de El Bierzo", asegura Laura Pombo, vecina de Oencia.

Desde la tarde del sábado 16 de agosto, un nuevo incendio se originaba en esta zona de León llegado desde Galicia y obligaba al desalojo de más de una decena de localidades, entre ellas Arnado y Oencia. Sin embargo, muchos vecinos se negaron a abandonar sus pueblos y su labor incansable contra los fuegos ha evitado que muchas localidades se redujeran a cenizas. "Si no llega a ser por la gente que se quedó a pesar de que nos decían que teníamos que irnos y dejarlo todo, el pueblo hubiese ardido. Gracias a los que se quedaron arriesgando su vida no ha sido así", reconoce Pombo.

Al mismo abandono se refería Elena Bustillo, vecina de Peranzanes, en un vídeo en sus redes sociales donde reclamaba más helicópteros, hidroaviones, bomberos y presencia de la Unidad Militar de Emergencias; en definitiva, ayuda. El avance de las llamas en el incendio de Anllares del Sil (originado el 8 de agosto), provocaba el desalojo de su localidad el 18 de agosto. "Llevamos diez días con el incendio y hay más de cien kilómetros cuadrados quemados, ¿por qué nadie nos ayuda?", expresaba.

La grabación la hizo por la mañana, "cuando la gente del pueblo estaba ayudando y no había operativos"; horas después asegura que empezaron a llegar los helicópteros, hidroaviones y operativos de la UME. "Estábamos abandonados hasta este martes, quizás falten medios porque en un primer momento no había ningún tipo de ayuda externa", cuenta. Eso sí, celebra que, "afortunadamente", el fuego no haya llegado al pueblo aunque observan con miedo y aún desalojados en el polideportivo de Fabero, la evolución de las llamas.

En Oencia el fuego avanzó rápidamente aunque "cazadores, ganaderos y los que tienen castaños" decidieron quedarse. "Estuvieron hasta las cinco de la mañana para evitar que el fuego entrase en el pueblo y estaban completamente solos", relata Pombo. Hasta este martes por la tarde "no llegaron bomberos y la UME, cuando sí arroparon al pueblo, y eso que todo empezó el sábado", asegura la vecina. Para Laura, a pesar de que ahora la situación es más tranquila, la palabra que más describe lo que han vivido es "abandono": "Ver cómo arde todo por todas partes, no entender el motivo, ver que no llegan medios, no sentirnos escuchados..."

"Se nos ha quemado la vida"

En Arnado, una pedanía del municipio de Oencia de alrededor de una treintena de habitantes, no han tenido tanta suerte. Las llamas han arrasado prácticamente todas las viviendas. "Esto es el apocalipsis", describe Marisa Rivera, una de sus vecinas, visiblemente emocionada. Ella tenía cuatro casas y se le han quemado tres, aunque, asegura, "lo importante no es lo económico, es que se nos ha quemado la vida". La Guardia Civil ordenó el desalojo de los vecinos de Arnado el sábado por la noche y, según el relato de Marisa, desde entonces "nos abandonaron".

Algunos residentes de esta pedanía volvieron a su hogar este lunes a primera hora de la mañana y, "al ver el panorama, arrancaron a llorar". Todavía quedaban restos del incendio que arrasó prácticamente todo Arnado. "Salvamos lo que pudimos, pasamos aún entre las llamas porque quedaban casas ardiendo", recuerda Marisa. La gente del pueblo bajó al río con palanganas "para que no siguieran prendiendo" y así consiguieron salvar algún edificio. Sin embargo, lamenta la pérdida irreparable del entorno: "¿Cuándo vamos a volver a ver los castaños milenarios, los robles, los acebos, los nogales...? Nunca más".