La doble emergencia contenida por la presa de Alcántara: de evitar inundaciones por las lluvias al papel "fundamental" tras el apagón

Con una potencia similar a una central nuclear, pudo reactivarse y generar electricidad pocos minutos después.

La doble emergencia contenida por la presa de Alcántara: de evitar inundaciones por las lluvias al papel "fundamental" tras el apagón

"Creo que hay un cero en toda España". Pasaban poco más de 33 minutos de las doce de la mañana del 28 de abril y Adela Barquero avisó de esta manera en el despacho al lado del suyo, en su oficina de Cáceres. Como tantos otros millones de españoles, estaba trabajando, se acababa de ir la luz y pensó que "algo habría pasado", aunque su portátil y su móvil seguían funcionando. Tampoco fue la única persona que en esos primeros instantes recibió la llamada de un familiar avisando de que tampoco había luz en Sevilla, Galicia o Madrid, y ahí ya se preocupó. La diferencia con el resto de habitantes de España o Portugal es que Barquero es la responsable de generación hidroeléctrica de Iberdrola en la cuenca del Tajo, de los cinco embalses y presas de la compañía en las provincias de Toledo y Cáceres, hasta la frontera con Portugal, y que tuvieron un papel "fundamental" en la reposición del suministro eléctrico tras el apagón. Sobre todo la central hidroeléctrica de Alcántara, con una potencia similar a una central nuclear y que solo 10 minutos después ya estaba liberando agua y generando electricidad para ir creando islas seguras de suministro. "Yo tenía la seguridad de que lo íbamos a hacer bien", recuerda sobre la presa de Alcántara más de dos semanas después de un apagón que, sin embargo, no fue ni tan grave como en sus simulacros ni la situación más estresante del último año, después de lograr con éxito aliviar las avenidas de agua y evitar inundaciones aguas abajo como las que se habían producido más arriba por borrascas como la Martinho.

El 'cero nacional' no había sucedido nunca en España pero era una hipótesis con la que trabajan tanto Red Eléctrica como empresas como Iberdrola, que hace sus propias pruebas de estrés. Cada trabajador de sus centrales hidroeléctricas a lo largo del río Tajo -en las presas de Azután, Valdecañas, Torrejón, Alcántara y Cedillo- sabe lo que tiene que hacer ante un evento como el del 28 de abril. De hecho, los supuestos que se ensayan son todavía peores, no tanto por que sea a escala nacional sino porque fallen más elementos. "Todos los años hacemos una formación al mismo nivel de estrés que nos encontramos el día 28", explica el responsable de la central de Alcántara, Javier Caballero. "Para nosotros no fue algo agradable pero teníamos la seguridad de saber lo que teníamos que hacer", agrega.

En cabeza para reponer el suministro

Como casi todas las centrales hidráulicas de Iberdrola en el Tajo, la de Alcántara es capaz de arrancar de manera autónoma, con la electricidad de baterías que cumplieron esta misión el 28 de abril para que, "pocos minutos" después de que la electricidad empezara a volver a España por las interconexiones con Marruecos y Francia, lo hiciera también desde esta central hidroeléctrica. Horas después, se reactivarían también los ciclos combinados, que funcionan con gas, y la energía nuclear el día 29 por la noche. Estas tres tecnologías -síncronas frente a la eólica o la fotovoltaica, asíncronas- tienen en común que dan estabilidad al sistema porque tienen una menor capacidad de reacción ante una disminución de la frecuencia de la red -que tiene que mantenerse en 50 hercios- y que fue lo que la desestabilizó varias veces el 28 de abril. Es la ya famosa "inercia", que hace que una central hidráulica, nuclear o un ciclo combinado tarden más tiempo en adecuarse a una frecuencia anómala, a una perturbación, y den al sistema unos segundos preciosos para intentar devolverla a los 50 hercios. En el caso de Alcántara, la resistencia, la inercia, son los 115,4 giros por minutos que hacen los rotores de 600 toneladas de cada uno de sus cuatro grupos.

Como el resto de instalaciones de generación eléctrica del país, la central de Alcántara se desconectó de la red -cada uno de sus cuatro grupos dejaron de estar vinculados a la subestación más cercana, que convierte la red de generación en red de transporte, propiedad de Red Eléctrica-. Fue una medida de protección nada más detectarse la masiva caída de generación, por causa todavía desconocida. Pero solo minutos después volvió a activarse, después de que Red Eléctrica contactara con el centro de control de Iberdrola de Salamanca para dar la orden de arrancarla desde allí. Para entonces, sin embargo, las centrales hidroeléctricas de la compañía en el Tajo ya tenían todo listo para recibir esta instrucción. "En segundos [después del apagón] nos estaban contactando desde las plantas diciendo que ya estaban seguros y a disposición", recuerda Barquero. Es decir, desconectadas de la red como medida de protección y a la espera de las indicaciones de Red Eléctrica para empezar a reponer el suministro.

Se pudo hacer a distancia, porque no se perdió en todo el día la comunicación entre Salamanca y Alcántara, y fue posible activar el botón desde allí. Pero podría no haber sido así, porque en los simulacros se contempla que falle esta conexión telemática y que haya que activar el botón en la misma central, en una sala de control que se encuentra literalmente dentro de una presa que, como particularidad única, es hueca, en la cota 120, a 120 metros sobre el nivel del mar pero a mitad de altura de una presa de 223 metros de alto. O peor, que esto tampoco funcionara y hubiera sido necesario "arrancar por paseo", es decir, arrancar de manera manual, girando la manivela que libera el agua del embalse para que empiece a "turbinar", pase por la turbina de cada uno de sus grupos y genere energía cinética, que se convierte en energía eléctrica en el transformador sobre ella, la manera en la que funciona la energía hidroeléctrica. "Hay situaciones peores" a como salieron las cosas el 28 de abril, afirma Caballero.

En todo caso, en Alcántara -o en la central de Azután, su "hermana" menor a 200 kilómetros y en provincia de Toledo- no faltaron ojos para supervisar el proceso, los de su quincena de trabajadores. Algunos suspendieron sus vacaciones para ponerse a disposición de un proceso de restauración del sistema muy complejo y delicado, porque hay que ir equilibrando la cantidad de electricidad que se produce en cada momento con la que se demanda en un país que prácticamente había dejado de consumir, y sin volver a alterar la frecuencia de 50 hercios. En esto, la que la central de Alcántara fue especialmente importante. "El papel de esta presa fue fundamental", asevera Barquero, que destaca que no solo fue capaz de ir acoplándose a la frecuencia de 50 hercios de la red, sino de ir creando una isla con la frecuencia y la tensión correctas, que se fue ampliando a lo largo del 28 de abril para, con el resto de instalaciones implicadas en el proceso de reposición, restablecer el suministro al 99,5% a las 6 de la mañana del día 29. Esta extensión se hizo teniendo en cuenta este difícil equilibrio entre generación y consumo de electricidad que no entendió de distancias. La localidad de Alcántara, a cuatro kilómetros, no recuperó la luz hasta bien entrada la tarde.

"Arrancó de cero, ayudada de las baterías. Ayudó a reponer el suministro", recuerda Barquero. "Ninguno nos imaginábamos que lo fuéramos a vivir. [La reposición] se hizo en muy poco tiempo, aunque doce horas nos parezcan una barbaridad", afirma quien antes de ser responsable de las cinco centrales hidroeléctricas de Iberdrola en el Tajo fue directora de la de Alcántara, la que más aportó en ese momento, por su potencia instalada, equiparable a un reactor nuclear, por ejemplo, de la vecina central de Almaraz.

A disposición de Red Eléctrica

Si no hay una notificación expresa y con un año de antelación que indique lo contrario -por ejemplo, que no puede operar por motivos de mantenimiento-, Iberdrola está obligada a que todos los grupos de sus centrales estén a disposición de Red Eléctrica para generar electricidad,-tanto si se ha casado el día anterior como si es necesario por riesgo para el suministro con órdenes de apenas cuatro segundos, como para, como ocurrió el 28 de abril, participar en el protocolo de reposición del suministro eléctrico. Es precisamente lo que hizo, con la generación hidroeléctrica como primera fuente de suministro dentro de España tras el apagón.

"Producimos energía y estamos siempre a disposición del sistema", afirma Barquero sobre una central hidroeléctrica José María de Oriol, que se inauguró en 1969 después de 10 años de construcción y que hace de contención del embalse de Alcántara, de 3.162 hectómetros cúbicos y 91 kilómetros de longitud. Hasta 1990 fue el segundo embalse más grande de Europa -el primero es el de Alqueva, en Portugal- y en la actualidad solo lo supera en España por muy poco el de La Serena, en Badajoz. Con una capacidad instalada total de 957 MW, es una de las piezas fundamentales de la producción de energía renovable de Iberdrola en Extremadura y parte fundamental de su generación hidroeléctrica en toda España, donde tienen más de 120 centrales que suman una potencia instalada de 11.000 MW y son capaces de abastecer de electricidad renovable desde el agua al equivalente a 7,6 millones de hogares.

Clave para laminar avenidas de agua por la lluvia

Además de por sus dimensiones -una altura (coronación) de 223 metros sobre el nivel del mar, siete metros de ancho y 570 metros de longitud-, la presa de Alcántara destaca también por un diseño único, que en buena medida toma el ejemplo de los romanos y de cómo levantaron el Puente de Alcántara a unos centenares de metros de la central, para apaciguar las aguas -torrenciales en ocasiones en el río Tajo- por los meandros que hacía el río a continuación. Entre ellos, ahora se interpone un puente moderno, todavía en construcción y que también fue necesario proteger en los alivios del mes de marzo.

Es única por su interior hueco y una pared que, en lugar de ser lisa como es lo habitual, está formada por 19 elementos independientes en forma triangular que le dan más flexibilidad para hacer frente a la presión del agua. En cumplimiento de la Ley de Aguas, los dos usos prioritarios del agua del embalse son el consumo humano y el riego y las actividades industriales, aunque su propósito original fue la generación de electricidad.

Además, Alcántara tiene otra importante función como "embalse de regulación" que poco antes del apagón tuvo ocasión de volver a demostrar su utilidad para aliviar para laminar la avenida de agua por las lluvias de los últimos meses, que provocaron inundaciones aguas arriba e hicieron temer por las consecuencias de una afluencia masiva de agua, que habría sido particularmente grave en el tramo de Portugal.

Aunque el apagón supuso un momento de indudable estrés para los responsables de las centrales hidroeléctricas de Iberdrola, fue mucho mayor la tensión que entre marzo y abril supuso tener que ir liberando agua progresivamente para frenar aguas abajo la fuerza de un Tajo muy acaudalado. En el apagón todo funcionó según lo previsto, con una desconexión automática que protegió la planta, un reencendido autónomo y una participación exitosa en la reposición. La preocupación duró "unos 10 minutos". En el caso de la gestión del agua, fue más prolongado en el tiempo, con momentos especialmente críticos entre la segunda semana de marzo y la primera de abril, aunque la alerta había empezado antes. Si en los últimos años, entre enero y diciembre llegaban unos 2.000 hectómetros cúbicos, solo en ocho días de enero lo hicieron 800.

En el caso del Tajo y de los embalses de Iberdrola esta tarea de contención de las aguas empezó desde la más al norte, la de Azután, hasta la más cercana a Portugal, la de Cedillo, pasando por los embalses de Valdecañas, Torrejón y, en tercer lugar, Alcántara, que volvió a tener un papel clave por su capacidad de almacenar agua, gracias a sus dos aliviaderos, capaces en conjunto de desaguar 12.000 metros cúbicos por segundo, más otros dos desagües de fondo, con capacidad para liberar otros 600. Por ellos sale agua para mantener el caudal ecológico del Tajo o para 'entregar' al tramo portugués del Tajo el caudal acordado por España y Portugal en el Convenio de Albufeira. Pero también para contener inundaciones por crecidas del río debido a las lluvias, como las copiosas de este año. En mayor o menor medida, los aliviaderos de Alcántara estuvieron abiertos todo el mes de marzo y, como él, todos los embalses han tenido que desaguar por este motivo.

El embalse de Alcántara "tiene capacidad de evitar o reducir los daños", explica Barquera, después de unos meses en los que las lluvias continuadas que han llenado los embalses por todo el país hayan llevado a este de a "puntas de 7.000 hectómetros cúbicos", en una situación especialmente complicada con la borrasca Martinho, que en marzo arrastró una parte del puente romano de Talavera de la Reina. Que sea de regulación permite haber podido modular la cantidad de agua que debía ser desembalsada en cada momento, para que en lugar de esos 7.000 hm3 fueran 1.000, de manera más prolongada en el tiempo, más poco a poco y, por tanto, minimizando riesgo de inundaciones y dando tiempo aguas abajo a prepararse.

Suele ser frecuente que Portugal pida a España que limite todo lo posible la salida de agua por la presa de Cedillo, el último antes de su frontera, para paliar daños que en su terreno más llanos pueden ser más graves. A principios de abril, Lisboa reconoció el papel de las presas en el Tajo para evitar que se repitieran las inundaciones de 2013. La borrasca Martinho hizo “necesario realizar una gestión muy coordinada, tanto con España como con los concesionarios portugueses de los embalses, con protección civil para minimizar el efecto de las inundaciones”, reconoció la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente.