Atmósfera turbia

La máquina del fango y la casquería de los wásaps nubla la atención de sus señorías en el Congreso

Atmósfera turbia

Es miércoles. Hay pleno del Congreso de los Diputados en el que tiene lugar la sesión semanal de control al Gobierno cuyo presidente ha de responder a tres preguntas orales. Las van a formular sucesivamente los diputados Alberto Núñez Feijóo, del Grupo Parlamentario Popular; Santiago Abascal, del Grupo Parlamentario Vox; y Gabriel Rufián, del Grupo Parlamentario Republicano. La primera, es para saber si cree que un Gobierno colapsado sirve a los españoles. La segunda, se interesa por cuánto dinero ha recibido Rusia a cambio de gas en el año 2024 y cuánto se estima que le llegará en 2025 como consecuencia de su modelo energético. Y la tercera, inquiere sobre cuál es la prioridad de Sánchez en su condición de presidente del Gobierno.

Es decir, que la primera y la tercera de las cuestiones planteadas en su anticipada versión escrita que figura en el orden del día tienen una redacción textual tan abierta que ofrecen todas las facilidades para que el interrogado se escape y solo la tercera reclama datos concretos que de ser aportados permitirían al inquisidor sacar conclusiones.

Claro que la distancia que va de lo pintado (la versión escrita) a lo vivo (la versión oral) es abismal. Porque las preguntas para las que se solicita respuesta oral habrán de presentarse por escrito, no contener más que la escueta y estricta formulación de una sola cuestión y presentarse con una antelación que nunca será superior a una semana ni inferior a 48 horas, plazo que se ha reducido hasta las 20 horas del día en que se celebre el Consejo de Ministros, según se establece en el Capítulo Segundo del Reglamento de la Cámara y en la Resolución n.º 18 de la presidencia del Congreso.

Todas estas precisiones han dejado de cumplir su función, habida cuenta de la velocidad de la luz con la que circulan los mensajes de correo electrónico y los wasaps, mediante los cuales el presidente Sánchez y el vicetodo y compinche José Luis Ábalos comparten insultos y descalificaciones dirigidos a terceros situados en el entorno de Moncloa. De modo que la aceleración de la vida política, a la que antes se denominaba máquina del fango y ahora casquería, centra la atención de sus señorías. A partir de ahí los diputados, una vez que les ha sido concedido el uso de la palabra, navegan a su antojo sin tener para nada en cuenta la redacción escrita que dieron a su solicitud cuando la presentaron en el registro para que fuera calificada por la Mesa de la Cámara e incluida en el orden del día.

Así que Alberto Núñez Feijóo quiere que Sánchez le amplie detalles sobre el fulminante rescate de Air Europa al que se destinaron 470 millones de euros bien recomendados. Su propuesta de más leña no merece la respuesta correspondiente, pero sí la zurra de costumbre por preguntar en vez de sumarse como es debido a quienes se adhieren.

A Santiago Abascal le ilustra para que sepa que quienes compran gas a Rusia son empresas privadas y quien bloquea las sanciones a Rusia en la UE es su amigo y financiador Orban, primer ministro húngaro. En cuando a Rufián, que cuida su indumentaria como el dandy que aspira a ser, muestra su impaciencia por la tardanza de Sánchez en responder a los ataques que recibe de la derecha odiosa y tiende su mano para lo que haga falta. La respuesta va envuelta en delicadezas que contrastan con las zafiedades que Sánchez y Ábalos han compartido para arrojárselas a lo más granado de Moncloa y de Ferraz.

Saturado, salgo a los pasillos donde los periodistas se aglomeran en círculo en torno al líder del PP, Núñez Feijóo. Uno de ellos le propone que obsequie a Sánchez con la fotografía enmarcada donde aparece en la cubierta de un barco junto al narcotraficante, que tanto juego sigue dando. No sé si el PSOE ha perdido el relato, pero la impresión es que está perdiendo los pasillos. Ambiente de fin de ciclo, "atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna (o de parador de Teruel) al final de una noche crapulosa", como dijo aquel cuando el 29 de octubre. Veremos.