Microseries de un minuto para conquistar TikTok e Instagram: "La gente nos pregunta si es un tráiler, pero ya lo irán entendiendo"
Las ficciones verticales producidas para redes acomodan el terreno para saltar a las plataformas tradicionales.

Ana espera a Claudia en la plaza de Callao, en Madrid. No se han visto nunca en persona, pero ya han mantenido conversaciones por chat. La escena en vertical, la primera de la serie que protagonizan, refleja las inseguridades y dudas de una primera cita, esas que desaparecen cuando estas dos mujeres se miran a los ojos.
—Todas conocemos ese momento en el que el corazón te va a mil.
—La boca se te seca.
—Te sudan las manos.
—Y tu cabeza no para de bombardearte con millones de preguntas.
—¿Le gustaré?
—¿Me habré arreglado demasiado?
—¿Y si no me gusta?
—Que no sea incómodo, por favor.
—Joder, creo que he llegado demasiado pronto.
—Mierda, llego tarde.
—Más le vale no dejarme plantada.
—Y entonces…
—La ves.
—Lo sabes.
—Se te para el corazón un segundo.
—Sonríes.
—Un latido menos.
—Te quedas sin respiración y empiezas a contar.
—Día 1.
Este es un extracto bastante fiel del guión del primer episodio de Contando los días, una serie sobre Ana y Claudia, dos mujeres que quedan en Callao para conocerse y que, con el paso de los capítulos, irán enamorándose.
Las entregas de esta ficción duran entre uno y dos minutos, están rodadas en vertical y se publican en las cuentas de Instagram y de TikTok de la serie, acompañadas de las conversaciones de Whatsapp que mantienen las protagonistas. Rompen además la linealidad de las producciones tradicionales, porque cada episodio tiene un argumento cerrado e invita a verlo por separado o seguir la narrativa en orden cronológico.
Esta ficción es una de las primeras muestras de este tipo de contenido pensado para ser consumido exclusivamente en redes sociales. Las actrices que la protagonizan, Tania Medina (que interpreta a Ana) y Alba Loureiro (Claudia), también la han escrito, dirigido y producido con "cero presupuesto", afirma esta última en una entrevista con 20minutos en el Barrio de las Letras, en Madrid.
Ficciones para redes sociales
Lo que ellas han creado forma parte de un fenómeno "bastante nuevo y poco común" que puede convertirse en “un formato muy importante”, señala la especialista en redes sociales y márketing digital Ana Alonso. Aún hay usuarios de redes que no entienden el concepto: "Mucha gente nos pregunta en TikTok e Instagram dónde se puede ver la serie. Piensan que el reel es un tráiler del episodio y hemos tenido que explicar que eso era el propio capítulo", asegura Loureiro, la coautora de la serie. El público, añade, "irá entendiendo el formato a medida que vaya avanzando".
Cuesta encontrar cuál es el origen de las series en vertical, adaptadas al consumo rápido desde el móvil. "Producir estos contenidos es un ejercicio que se ha intentado hacer desde hace tiempo y parece que ahora está empezando a calar un poco más", aclara la estratega de marca en Hamlet y experta en tendencias de internet Janira Planes.
Tania Medina y Alba Loureiro decidieron el año pasado que era el momento de "trabajar juntas" y buscaban "crear algo original que partiera de nosotras", explica la actriz que da vida a Ana en la serie. Se les ocurrió "de manera orgánica" que podían narrar esta comedia romántica LGTBI en un formato poco usual para la ficción, pero que tiene tanta facilidad para llegar al público.
"Ahora todos consumimos mucho contenido en el móvil y estamos superenganchados a las redes. Normalmente, son otro tipo de vídeos, no ficción, pero nos gustaba la idea de poder hacer algo para este soporte, en el que el contenido se consume más rápido y se puede ver en cualquier momento", refleja Loureiro.
Proyección de las microseries verticales
Estas series verticales tienen una vida muy corta. Janira Planes apunta a que, desde que se creó TikTok, en 2016, y se instaló socialmente el consumo de vídeos cortos, "ciertas productoras los han intentado potenciar". Destaca el ejemplo de una de ellas, Young Souls Productions, afincada en Barcelona y que trabaja en márketing de influencers y el storytelling para marcas, pero que también ha producido algunas ficciones. En 2020, lanzaron Nosotros, una serie en catalán para TikTok con el bullying como tema central.
Mientras que en China ya se ha popularizado este formato, tal y como informó El País hace unos meses, en España se está empezando a asentar, "en paralelo", agrega Planes, a su afianzamiento en Estados Unidos, donde han destacado ficciones como The Group Chat (El chat grupal). Y lo hace como una "oportunidad de no tener que depender necesariamente de una distribuidora o de una plataforma de streaming" para contar una historia, lanza esta experta en internet.
A pesar de que el resultado no lo manifieste, Contando los días se ha confeccionado con los recursos mínimos, con poco tiempo para rodar "varios capítulos en un día" y con el apoyo de profesionales, a los que Tania Medina llama "nuestra familia". Habla de Alejandro Leganés, director de fotografía, y de Mercedes Barba, que se ha encargado del sonido.
Habrían alargado la serie hasta los "800 capítulos", dice Alba Loureiro, pero frenaron en los 166 días que narran el inicio del amor de Alba y Claudia y que se publicarán a diario hasta "la última semana de agosto o la primera de septiembre", detallan. Cada día compartirán uno de los 34 episodios en vídeo, carruseles de conversaciones y fotogramas de la serie. Para seguir produciendo la historia de estas protagonistas, Medina y Loureiro quieren atraer la atención de productoras y plataformas, de las que esperan que se den cuenta "de que es un tipo de contenido que se puede consumir muy bien".
Del futuro a los soportes tradicionales
Ya ha ocurrido en el pasado. Ficciones publicadas en entornos más jóvenes acaban recalando en los medios tradicionales. Ese viaje lo recorrió la serie Qué vida más triste, que nació como un proyecto para YouTube y se trasladó a la televisión de la mano de La Sexta.
Las plataformas de streaming, Netflix, Prime Video, Filmin… pasan, con los años, de nuevas plataformas en soportes tradicionales. Ahí es donde las series hechas para TikTok e Instagram pueden encontrar su consolidación como proyecto audiovisual. "La lógica es similar a la de las personas que escriben una newsletter de Substack, a las que luego contactan para escribir en un medio. Entran en esta plataforma que pueden utilizar gratuitamente y luego ya se van al medio tradicional por haber conseguido relevancia cultural", compara Janira Planes.
Esta experta opina que estas microseries verticales "van a cambiar la vara de medir a la hora de decidir en qué proyectos invertir y en cuáles, no", apoyándose principalmente en "los seguidores y el público" que las consumen. Ese requisito, cuestiona Planes, "puede ser positivo y negativo: "Si se entiende como arte, que se base de manera tan clara en estas métricas supone ciertas contradicciones. Transformarlo en series para televisión o plataformas me da la sensación de que hace que pierda un poco la gracia de ese punto genuino que puede tener el haber funcionado en redes".
Jaume Ripoll, director editorial de Filmin, entiende este fenómeno como "una tendencia que a buen seguro dará lugar a series de gran valor artístico" y destaca que "son series que gozan de un inmejorable canal de distribución y que deben gestionar los retos que ellos presentan, como la paciencia del espectador y la monetización de la obra". Sin embargo, aún se muestra reacio a que vayan a generar un cambio de paradigma dentro de la industria y zanja que "quiénes han transformado el mercado audiovisual han sido esos canales de distribución y creación".
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