La ley del mar

La ley del mar

La pregunta era sencilla pero la respuesta no. Solo se trataba de que dijera cómo debería actuar el capitán de una fragata española si avistaba una barcaza de inmigrantes a la deriva. ¿Tenía que ayudar a sus ocupantes o cañonear la embarcación? Era una cuestión de plena actualidad que planteé a la portavoz de Vox en el Congreso durante una entrevista en TVE después de que Santiago Abascal reclamara el envío de la Armada para frenar la llegada de cayucos a Canarias. Balbuceante, María José Millán solo fue capaz de reconocer su ignorancia sobre lo que haría ese capitán mientras calificaba la pregunta de malintencionada. Cuando traté de rascar algo de concreción, la señora diputada sacó una foto mía de hace 15 años en un foro del PSOE sobre urbanismo en el que me pidieron participar como hicieron antes otros partidos y organizaciones empresariales o sindicales de distinto sesgo político. Fue la patética y mendaz salida que buscó ante un interrogante elemental sobre cómo ve la derecha extrema ese papel de nuestra Armada que reclaman.

La pasada semana el ridículo volvió a repetirse en un foro sobre defensa al que fue invitado el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro. Allí estaba el concejal de Vox en Madrid Javier Ortega Smith, quien preguntó si había que incrementar la presencia permanente de nuestra flota militar en aguas del Estrecho y Canarias ante el acoso de naves extranjeras, en referencia a los cayucos. Piñeiro no titubeó: "Voy a ser muy claro –le replicó tajante–, si la Armada se encuentra un cayuco en la mar, su principal misión es salvar a la gente, así lo manda la ley del mar». La cara de Ortega Smith, que había 'pelotilleado' previamente al Almirante ensalzando su servicio leal a España, era un poema. Después su partido en redes insinuó que Piñeiro se había dejado influir por el Gobierno de Sánchez.

No voy a comparar la credibilidad y el respeto que merece en materia de defensa un marino, que dirigió misiones de alto voltaje en aguas internacionales, con la de Ortega Smith, que siempre presume de su cercanía a las Fuerzas Armadas por haber sido destinado en su remplazo unos meses a los boinas verdes. Menos aún con Abascal, empeñado siempre en ensalzar los valores castrenses pero que puso aún más empeño en librarse de la mili encadenando prórrogas hasta que Aznar eliminó el servicio militar. Ninguno de los tres políticos aquí citados son de costa por lo que lo de la ley del mar que esgrimió el Almirante no debió estar en sus cabezas cuando se metieron en semejante jardín.

Piñeiro replicó tajante a Ortega Smith: "Voy a ser muy claro, si la Armada se encuentra un cayuco en la mar, su principal misión es salvar a la gente"

Ese, sin embargo, no es el caso del actual secretario general del PP, Miguel Tellado, que, sin llegar a la estulticia de la que hacen gala los de Vox en este asunto, también parece olvidar esa ley sagrada del mar que obliga a ayudar a quien tiene en riesgo su vida. Tellado nació en Ferrol, ciudad marinera donde las haya y donde se construyen los barcos más avanzados de nuestra Armada. El diputado popular se despachó el año pasado abogando por desplegar a las Fuerzas Armadas para presionar a las embarcaciones de inmigrantes e impedir su llegada a nuestras costas. Por fortuna su idea no parece entusiasmar demasiado a Núñez Feijóo que ha preferido obviarla para centrarse en reclamar la implicación de la UE en el control de fronteras y no en vulnerar esa ley del mar que él, gallego también, sí debe conocer. De lo que hablamos es de gente que huye del hambre, la guerra o la miseria y ¿cómo condenar a morir ahogados a quienes hacen lo que probablemente haría cualquiera de nosotros en sus mismas circunstancias? Por eso en la ley del mar lo que prima es la vida humana.