¿Qué te pasó, Everett Ruess? Las cartas del poeta aventurero que desapareció sin dejar rastro

El chico se adentró en el desierto de Utah con dos burros. Tenía 20 años y un sombrero para protegerse del sol despiadado. Era 1934, en plena Gran Depresión, y mientras Duke Ellington estrenaba al piano su canción Solitude para lamentar la tristeza que sentía en la soledad del desamor, él, Everett Ruess, el chico de los burros y el sombrero, que se había lanzado a la aventura de viajar en solitario por las míticas tierras del oeste americano, desapareció. Sin dejar rastro. Sin cadáver ni carta de despedida. Con todos los ingredientes para alimentar su leyenda: la del poeta, dibujante y aventurero, asceta de la belleza y esteta de la naturaleza, que se volatilizó en su búsqueda de la libertad extrema y de la vida sencilla en medio de ríos, cañones, barrancos, acantilados, desfiladeros, solitarias mesetas y un vasto horizonte azul.