Pedro Sánchez y la lógica del cumpleaños
La decena de investigaciones judiciales por casos de presunta corrupción que le han explotado al Gobierno en los últimos meses pone al Ejecutivo de Pedro Sánchez en una situación insoportable que se agrava por el goteo de denuncias por acoso sexual o por comportamientos inapropiados de dirigentes del PSOE, algunos tan cercanos a Pedro Sánchez como el sevillano Paco Salazar.
A los escándalos se suma la parálisis legislativa. El Gobierno de PSOE y Sumar no ha logrado sacar aún ni uno solo de los Presupuestos Generales del Estado de este mandato y depende de unos socios independentistas que no lo dejan caer porque estos prefieren exprimir la debilidad gubernamental antes de la hipotética llegada al poder de PP y Vox.
En este contexto, Pedro Sánchez defiende su opción de seguir con una afirmación rotunda: "Este Gobierno le renta a los españoles". Y arguye dos razones: hay que mantener la agenda que califica de progresista, y cuyos principales hitos serían la subida de las pensiones y del salario mínimo y los incrementos salariales para los funcionarios y empleados públicos, y hay que evitar que las urnas nos dejen ese presumible gobierno de PP y Vox.
Si leemos entre líneas, todos entendemos lo que quiso decir: "Yo no sé a los españoles, pero a mí sí que me renta seguir gobernando. Y más con la que tengo encima". Es comprensible. De hecho, creo que el presidente se ha limitado a aplicarse a sí mismo algo tan humano como es la lógica del cumpleaños, que es la que sostiene que cuando se va uno haciendo mayor, es mejor no quejarse de cumplir años porque la alternativa es peor. Cambien lo del cumpleaños por la Presidencia del Gobierno y lo entenderán: Pedro Sánchez prefiere seguir siendo presidente a no serlo porque le renta. Y no se hable más.
En tiempos de parálisis, la lógica constitucional abre tres opciones: convocatoria de elecciones, cuestión de confianza o moción de censura. Pedro Sánchez prefiere la cuarta: la resistencia numantina. Está en su derecho. Pero debería evitar mensajes tan poco sinceros como los que traslada y que tan poco le rentan, tanto a él como a los españoles.