El batacazo de Gallardo en Extremadura consolida la pérdida de otro bastión socialista y siembra el desánimo electoral en el PSOE
Crónica de un batacazo anunciado en el PSOE. Los 18 escaños obtenidos por el candidato socialista, Miguel Ángel Gallardo, certifican el peor resultado histórico del PSOE en Extremadura. Con menos del 17% de los votos, los socialistas extremeños pierden 10 escaños y quedan muy por detrás del PP de María Guardiola, que logra 29 diputados y un 46% de las papeletas. El único consuelo para el PSOE es que Guardiola no logra la mayoría absoluta y seguirá necesitando a Vox para formar Gobierno, aunque este resultado sentencia la pérdida de otro bastión socialista y siembra el desánimo ante el ciclo de elecciones autonómicas de 2026.
El PSOE ha sido el partido más votado en todas las elecciones autonómicas de Extremadura salvo en las de 2011, cuando el PP de José Antonio Monago logró imponerse. Aquel fue el único paréntesis en la hegemonía socialista, al que se suma ahora la etapa iniciada tras las últimas elecciones, con Guardiola al frente de la Junta. Con todo, estos comicios dejan al PSOE ante su peor resultado histórico: cae por debajo de la barrera de los 20 escaños, un umbral que nunca había traspasado, ni siquiera en 2023, cuando obtuvo 28 diputados, empatando con el PP en escaños pero, aun así, se impuso en número de votos.
En Ferraz nunca hubo expectativas de ganar en estas elecciones. No obstante, el batacazo es incluso mayor al esperado y ni las malas previsiones de las encuestas han podido contener el desánimo entre las filas socialistas. Un mal comienzo para un ciclo electoral que, de momento, se alarga hasta verano de 2026. Fuentes de Ferraz reconocen que no han sido capaces de movilizar a su electorado, puesto que en los municipios históricamente socialistas ha habido mucha abstención y se han perdido. Uno de ellos es Badajoz, donde Vox les ha arrebatado la segunda posición que obtuvieron en 2023.
También son conscientes de que las condiciones del candidato no han sido las idóneas, en alusión a que está pendiente de juicio por prevaricación y tráfico de influencias en relación con supuestas irregularidades en la contratación de David Sánchez, hermano del presidente. De hecho, en Villanueva de la Serena, donde fue alcalde cerca de dos décadas, los socialistas se han desplomado en 20 puntos, quedándose a ocho del PP.
Ante las malas previsiones, no hubo mucho movimiento en la sede de Ferraz, donde tampoco ha existido una comunicación constante con la sede extremeña donde Gallardo seguía los resultados. En todo caso, tras constatar que el candidato no presentaba aún su renuncia, en Ferraz evitan por ahora pronunciarse sobre su futuro, aunque niegan que exista un blindaje por parte de Sánchez.
A diferencia de otras elecciones, ni un solo ministro estuvo presente en la sala de máquinas socialista para las de Extremadura, ni siquiera María Jesús Montero, también vicesecretaria general del PSOE. De la Dirección solo hicieron seguimiento de los resultados la secretaria de Organización, Rebeca Torró; los dos adjuntos, Borja Cabezón y Anabel Mateos; y la portavoz del partido, Montse Mínguez.
Fue Torró quien hizo una breve declaración tras conocer los resultados. En la misma, reconoció que el resultado ha sido "malo", lo que se debe a que no han conseguido "movilizar a los votantes socialistas". En todo caso, quiso centrar esta primera reacción en que el PP ha vuelto a la "casilla de salida" pero "más rehén de los ultras". Precisamente, es la idea en la que llevan insistiendo bastante tiempo en las filas socialistas, en que si algo pueden plasmar las próximas elecciones autonómicas es la dependencia que va tener el PP de Vox.
En todo caso, Ferraz analizará este lunes los resultados y también el futuro de Gallardo al frente del PSOE extremeño. De momento, aseguran que no tienen por qué afectarles este resultado en el ciclo electoral y que el batacazo tampoco "interpela" al presiente. Estas fuentes aseguran que habrá que ir "partido a partido" respecto al ciclo electoral de 2026 y que estos comicios les servirán para "reformular" ciertas cuestiones de las campañas, como la política de comunicación, es decir, "cómo llega el mensaje a la gente".