Mazón: el fondo y las formas de una dimisión ‘inferida’
                                El anuncio de dimisión de Carlos Mazón al frente de la Generalitat de Valencia merece varias consideraciones ligadas con el modo en el que se comunica en estos tiempos de política líquida donde lo que vale es colocar un mensaje ganador en medios y en redes antes que el respeto por las reglas del juego democrático y por las propias instituciones que nos representan.
No sé si les habrá pasado, pero, cuando vi ayer en directo la comparecencia del señor Mazón, me llamó la atención que, por primera vez en mi vida y creo que en la de ustedes, acababa de asistir a una dimisión ‘inferida’. ¿Por qué? Porque aunque se suponía que Mazón había dimitido, en sus 25 minutos de discurso no dijo en momento alguno que hubiera dimitido.
Fue insólito. Se infería y se daba por supuesta la dimisión, pero no se verbalizaba en modo alguno y tampoco se explicaba qué iba a pasar luego de la marcha del político alicantino.
¿Qué vimos entonces? En primer lugar, un ejercicio de exculpación personal de un político angustiado y herido que quiso usar su último ‘minuto de oro’ con las televisiones nacionales en directo para pasar a la historia como un dirigente que cometió errores pero que no es tan incompetente como señalan sus detractores.
Y, en segunda instancia, la colocación de una idea fuerza que pueda ayudar al PP levantino en su propia reconstrucción: "Nosotros estamos reconstruyendo Valencia mientras que Pedro Sánchez es una 'mala persona' que no ha querido ayudar a la comunidad ante su peor tragedia".
Y, por cierto, todo esto se trasladó en una comparecencia sin posibilidad de preguntas de la prensa, una falta de respeto hacia los periodistas, sí, pero sobre todo hacia los ciudadanos de Valencia y del resto de España que no quieren confesiones exculpatorias sino explicaciones y rendiciones de cuentas.
En política hay que cuidar el fondo y las formas, el continente y el contenido. Y aquí han fallado ambas y en el peor momento.