La azarosa carpeta pictórica de homenaje a Alberti encuentra casa perenne en Cádiz
“Permitidme nombrar esta noche a los que no están entre nosotros, pero están por derecho de la alta poesía (...). Quisiera saludar a todos los desterrados españoles”. La voz de Rafael Alberti, entre solemne y emocionada, es uno de los testimonios sonoros que perduran de aquel 8 de junio de 1966, en el que el poeta gaditano recibió un homenaje en París. Alberti llevaba entonces 27 años en el exilio y más de un centenar de artistas españoles, de dentro y fuera del país, se unieron como pudieron para rendirle tributo. El acto, grabado por Radio París, es bien conocido en los círculos especializados. Lo que quizá es menos es la azarosa vida de buena parte de la obra pictórica surgida de aquel evento. Reunida en una carpeta, pasó décadas entre París, Barcelona y Bilbao, hasta acabar en Cádiz, donde por fin ha encontrado ahora su casa definitiva: la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz.