Ucrania trata de blindar su red eléctrica para el invierno ante una nueva ofensiva rusa

Se acerca el cuarto invierno de la guerra en Ucrania, una de las grandes batallas colaterales que libra su población. Y buena prueba de ello es el incremento de los bombardeos rusos contra subestaciones y centrales eléctricas del país. Según datos del Gobierno ucranio, Rusia ha lanzado en el último mes 1.550 ataques contra las infraestructuras energéticas, de los que 160 alcanzaron su objetivo. “Se ha convertido en una táctica tradicional”, afirmó el presidente del país, Volodímir Zelenski, en declaraciones recientes sobre la ofensiva rusa previa al invierno, “Rusia intenta provocar en Ucrania un apagón [generalizado]”.
Baterías y renovables frente a apagones
El pasado día 1 empezó a operar uno de los mayores sistemas de baterías de Europa del Este en seis puntos de Ucrania; entre ellos, Kiev. Levantado en tiempo récord, su capacidad será pequeña respecto a la demanda total. Pero empezará a ayudar ya este invierno y, sobre todo, marca el camino a seguir a partir de ahora: cuanta más electricidad pueda almacenarse en este tipo de instalaciones, menor será el daño de los ataques rusos sobre plantas de generación. “Si una central se desconecta de la red, estas baterías pueden mantener el suministro en la región afectada, pongamos 600.000 hogares, durante una, dos o tres horas, hasta que pueda volver a reconectarse”, cuantifica Maxim Timchenko, máximo responsable de la energética DTEK.
Más allá del almacenamiento, la segunda apuesta de futuro para el sector energético en Ucrania son las renovables. “Para nosotros, no tienen únicamente que ver con la transición verde, sino con la seguridad de suministro: hemos sido una de las primeras energéticas en experimentar la importancia de la generación distribuida, descentralizada: parques eólicos, parques solares, baterías...”, relata el ejecutivo.
“Puedes tener 300 megavatios repartidos en 50 turbinas eólicas de seis cada una o en una sola planta de carbón. Para destruir esta última necesitan uno o dos misiles; destruir las primeras es prácticamente imposible para ellos. Y, en caso de que lo consiguieran, la reparación sería mucho más rápida y sencilla”, explica Timchenko. “Sufrimos un ataque en un parque solar que nos hizo perder cientos de megavatios de potencia, y en una semana conseguimos recuperarlos. Eso habría sido imposible en una central térmica”.