San Pablo Miki, San Diego Kisai y San Juan Soan de Goto: los mártires de Nagasaki atrapados por el Barroco sevillano


Sus figuras talladas en madera, con una impronta rabiosamente contemporánea —las oscuras vestimentas atemporales, los brazos articulados—, aparecen majestuosas en la sala IV del Museo de Bellas Artes de Sevilla. Son los tres personajes más célebres de los llamados 26 mártires de Nagasaki y han pasado a la historia con sus nombres cristianizados: San Pablo Miki, San Diego Kisai y San Juan Soan de Goto, que murieron crucificados en febrero de 1597 en uno de los martirios colectivos más dantescos de la persecución del cristianismo en Japón, aquellas islas a las que Colón y sus coetáneos occidentales conocían vagamente como Cipango, y hasta donde habían llegado las misiones de los franciscanos y de una entonces recién nacida orden llamada Compañía de Jesús (los Jesuitas), a la que se habían adscrito estos tres jóvenes locales.