Así opina la calle sobre el plan de prohibir el tabaco en terrazas: "La gente se buscará las mañas para seguir fumando en este espacio"

El anteproyecto de ley que pretende ampliar las restricciones al tabaco que fue aprobado este martes por el Consejo de Ministros aún tiene un largo recorrido por delante para entrar en vigor. Sin embargo, ya genera debate. Entre las medidas más polémicas se encuentran la prohibición de fumar en terrazas de bares y restaurantes, medida que los hosteleros consideran "desproporcionada", y las multas de 100 euros a los padres de los menores a los que pillen consumiendo tabaco o vapers.
En las concurridas terrazas aledañas a la céntrica estación de Atocha de Madrid hay mucha gente que escoge la terraza porque se es donde se permite —todavía— fumar, pero también por quienes optar por disfrutar de la fresca mañana de septiembre. Uno de ellos es Hernán, de 50 años, que se lía un cigarrillo mientras explica a 20minutos que no le parece "tan mal" ni "exagerada" que se prohíba fumar en las terrazas porque "el tabaco es un veneno" y cree que "colaboraría a que las personas dejen el hábito en entornos públicos". Él es fumador, pero cree que "a veces la cercanía entre mesas hace que un vecino de mesa se fume el tabaco de otro".
A pocos metros de distancia se encuentran Lucía y Lidia, dos jóvenes veinteañeras andaluzas flanqueadas por enormes maletas con las que se disponen a viajar a Japón. Lucía, como fumadora, asegura que "prohibir fumar en toda la terraza no me hace tanta gracia" y lo ve "excesivo". Comprende que el humo moleste a los comensales próximos, pero propone reservar un espacio "más apartado" para fumar. Su amiga comparte su punto de vista y entiende que "los fumadores pasivos no tienen por qué tragarse el humo". En cualquier caso, para Lidia, la norma "en España, no va a durar mucho tiempo" y cree que "la gente va a seguir fumando igual y buscará una maña para seguir fumando en terrazas".
A las puertas del Museo Reina Sofía desayunan en otra terraza dos amigas de Uruguay. Una de ellas, Ana Laura (55 años), cuenta a este periódico que el humo que le ha llegado de la mesa de al lado le ha resultado "incómodo", por lo que le parece "muy bien" que se promulguen leyes "que tienen que ver con la salud de las personas". Emilia, que tiene 56 años y trabaja en una tienda cercana, opina totalmente lo contrario. Considera que la norma es "demasiado restrictiva" propia de un "Estado de control".
La patronal Hostelería de España ve "desproporcionada" la medida, que de momento es un anteproyecto de ley que ahora se expondrá a audiencia pública para después volver al Consejo de Ministros y después se someterá a la tramitación en el Congreso de los Diputados. La entidad ha pedido al Gobierno "reconsiderarla" ya que, entre otros efectos, "aislará" a España como uno de los pocos países europeos con una prohibición total. Para Marta Rodríguez, responsable del mítico restaurante El Brillante de Madrid, se autodefine "imparcial" porque, por un lado, comprende que hay quien busca la terraza para poder fumar, pero al mismo tiempo entiende la queja de los no fumadores.
Por su parte, Hugo, de 69 años y responsable de otro establecimiento hostelero del centro de Madrid que pide no ser mencionado, se muestra totalmente a favor de la prohibición total del tabaco. "Me parece muy bien que se prohíba el tabaco. Es un veneno, es un dinero que recauda el Estado con una droga y se debería prohibir totalmente". Como hostelero, cree que prohibir fumar en las terrazas no tendrá "ningún tipo de influencia" en el negocio: "El que quiera fumar, se tendría que poner de pie o tendría que ir a la esquina, no sé cómo será la ley, pero me parece bien que no se fume en las terrazas", insiste.
Otra de las medidas más comentadas que contempla el anteproyecto de ley es que los padres, madres o tutores legales de los menores que sean sorprendidos fumando, vapeando o consumiendo productos relacionados -el texto equipara los cigarrillos electrónicos a los convencionales- serán multados con 100 euros. Otra cuestión es cómo esto se gestione dentro del hogar. Paco, padre de dos niños de 18 y 16 años y natural de Motril, pagaría la sanción, pero asegura que después se encargaría de que sus hijos la pagaran. En cualquier caso, para él, "hoy en día, todo son prohibiciones para todo y hay que dejar que los niños vuelen, que no pasa nada".
A pocos metros se encuentra Mario, de 45 años, con su mujer y su hija, vecinos de La Carolina, en Jaén. Opina que estas sanciones son recaudatorias, un manera de "intentar sacar más dinero", y aboga por sustituirlas por advertencias verbales por parte de los agentes o incluso "cursos" para los menores, para explicarles que "fumar no es bueno". El dinero, eso sí, se lo iría "descontando de la paga". Al margen de esta cuestión, como exfumador desde hace nueve años, fumar en las terrazas es algo que no le molesta y considera que "están prohibiendo demasiado".
Como él piensa María, que es fumadora y cree que "cada vez nos están recortando mucha más libertad y la manera de vivir que tenemos los españoles". Como madre de un adolescente, advierte de que los padres no tienen "ningún tipo de control" sobre los hijos adolescentes en lo que al consumo de tabaco se refiere, aunque si recibiera una sanción, también le descontaría los 100 euros de la paga que recibe en casa el menor. "Tendremos que asumirlo", dice resignada.
Con ella discrepa José Luis, madrileño de 73 años que lleva más de 20 sin fumarse el paquete diario que consumía. "Me parece estupendo, es una idea fabulosa. No ya por la salud del que fuma, sino también la del que se traga el humo", sentencia.