Picasso y Matisse, al rescate
Picasso decía: “Yo no busco, yo encuentro”. Por eso Matisse, cuando sabía que Picasso iba a visitar su estudio, escondía sus mejores cuadros y solo le mostraba aquellos en los que había fracasado. A Picasso le bastaba con una mirada para retener el milagro de una pincelada inédita, la forma con que Matisse había solucionado un problema de composición, el uso sustantivo del color, y podía copiarlo con todo descaro. En efecto, había encontrado, aunque Matisse trataba de tenderle una trampa. Lo mismo sucedía con Juan Gris en el Bateau Lavoir de Montmartre.