¿Y si en realidad el Gobierno acaba cayendo por no cerrar la oficialidad del catalán en la Unión Europea?
"No tenemos vocación en ayudar a la estabilidad española". Con estas y otras palabras anunció este lunes Carles Puigdemont que Junts rompe con el PSOE, a falta del paso por su militancia. Culpa a los socialistas, a Sánchez, de no cumplir con lo acordado en su investidura y lanza al Gobierno a tener el más difícil todavía en lo que queda de legislatura. Sí reconoció el expresidente catalán que también algunos pactos sí se han cumplido y destacó que ahora se pueda hablar catalán, gallego o euskera en el Congreso de los Diputados, un hito "superhistórico". Eso lleva a otro de los grandes temas para Junts: la oficialidad del catalán en la UE.
¿Y si en realidad el Gobierno acaba cayendo por no cerrar la oficialidad del catalán en la Unión Europea? Es una posibilidad, porque, en realidad, más allá de la cesión de competencias, por poner otro ejemplo, parece que esta medida es la que de verdad les importa a los otrora convergentes. Y es un paso absolutamente atascado. Eso sí, viendo la que se le podía echar encima el Ejecutivo trató de dar un paso estos días y cerró con Alemania "abrir un diálogo" para la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera a nivel comunitario.
"Nuestros dos gobiernos han acordado abrir un diálogo con el objetivo de encontrar una respuesta a la solicitud española de que sus lenguas oficiales distintas del español sean reconocidas como oficiales en la Unión Europea de forma que sea aceptable para todos los Estados miembros", explicaba el comunicado, aunque Berlín matizó que su posición no ha cambiado y que sigue viendo con mucho recelo la medida. Es decir, dialogar no implica ni aprobar ni siquiera acercarse a aceptar un paso de tal calado para la Unión.
El último intento se dio en mayo, con una 'casi' votación en el Consejo de Asuntos Generales, que al final no se produjo porque no había "unanimidad" entre los 27 y la presidencia polaca decidió que no se sometiera a escrutinio. "Es un tema que no tiene por qué estar siempre en la agenda formal, pero España lo sigue tratando y trabajando con los Estados miembros. No cesaremos en su defensa y esperamos tener progresos", sostuvo sobre el tema hace unos días precisamente el secretario de Estado para la UE, Fernando Sampedro. En ese contexto, todavía no está claro que el asunto se vaya a poner sobre la mesa en la siguiente reunión de ministros el próximo 17 de noviembre.
El Gobierno nota la presión, sobre todo ahora con el órdago que parece definitivo de Puigdemont, pero lo cierto es que los países que estaban en contra, siguen en contra, como es el caso de los nórdicos, tal como ha podido saber 20minutos de fuentes diplomáticas. Los problemas que ven se mantienen: difícil encaje político, precedentes con trampa (hay más de 50 lenguas en la UE en una situación como la de las lenguas cooficiales españolas) o un coste muy elevado, pese a que España se ha comprometido a asumirlo al completo llegado el caso.
"¿Cuántas veces hemos visto este simulacro desde que Sánchez fuera investido en noviembre de 2023?", se preguntaron desde el PP, que ven el movimiento de Puigdemont como "un farol" para "sacar tajada". Dicen en Génova que el movimiento de Junts no les quita el sueño, y en Bruselas los populares llevan tiempo avisando de que el tema de la oficialidad del catalán desgasta más que otra cosa a Sánchez a nivel comunitario. Algunas fuentes en el Parlamento Europeo reconocen, eso sí, que el principal problema con este asunto es que siempre se ha visto como una cuestión partidista y de interés personal del presidente del Gobierno para mantenerse en Moncloa, y no como una política de Estado: si el caso fuera el segundo, habría más opciones, dicen, de que, con tiempo, pudiera salir adelante.
La opción B tampoco parece ni progresar ni ser suficiente para Junts: que el catalán, el gallego y el euskera se conviertan en lenguas de uso en el Parlamento Europeo. El grupo de lenguas conformado en la Cámara lleva mucho tiempo trabajando en este asunto, pero a un ritmo más pausado y tratando de ver todos los matices. En ese grupo de trabajo están, sin ir más lejos, los dos vicepresidentes españoles del Parlamento, Esteban González Pons (PP) y Javi López (PSOE). Fuentes consultadas por este medio ya asumían hace meses que esos ritmos de contacto y avance podrían verse truncados por las prisas del Gobierno a la hora de aprobar esta medida.
De todos modos, ya hay precedentes en el uso de las lenguas cooficiales de España. "Independientemente del estatus legal de las lenguas oficiales de la UE, el Parlamento Europeo, en una resolución en diciembre de 1990, pidió que el catalán fuera una lengua de comunicación entre los ciudadanos y las instituciones europeas (no una lengua oficial)", recuerdan desde la Eurocámara. Siguiendo esta resolución, el Parlamento Europeo, a través de su oficina en Barcelona, utiliza el catalán como lengua de comunicación con los ciudadanos. La oficina utiliza el catalán en sus campañas informativas, publicaciones, comunicados de prensa, página web y redes sociales.
Al mismo tiempo, en 2006, el Gobierno español solicitó el uso del catalán, en paralelo a las peticiones a las demás instituciones. Cualquier ciudadano español puede escribir al Parlamento Europeo o dirigirse a esta institución en cualquier idioma oficial de España y, en esos casos, la respuesta al ciudadano se cursa en el idioma escogido. "Además, los miembros del Consejo y del Comité de las Regiones pueden hablar cualquier lengua cooficial española tras los acuerdos firmados entonces y siguiendo un procedimiento específico", concluyen.
La maquinaria del Gobierno con el asunto de las lenguas se ha ido reactivando, con una de las últimas escenas el pasado jueves en la cumbre del Consejo Europeo, donde Sánchez sacó el tema a otros líderes. ¿Hay avances? Pocos y lentos, a la vista de los acontecimientos, y parece que la paciencia de Junts y de Carles Puigdemont se ha agotado. A día de hoy, si el catalán ya fuera oficial en la Unión Europea quizá el independentismo se lo habría pensado dos veces antes de romper con el PSOE.