La libertad de incomodar

El periodismo riguroso y valiente es uno de los pilares de toda democracia. La prensa libre y su capacidad de incomodar son esenciales como contrapeso del poder....

La libertad de incomodar

El periodismo riguroso y valiente es uno de los pilares de toda democracia. La prensa libre y su capacidad de incomodar son esenciales como contrapeso del poder. Una señal de salud democrática. Por eso, la reforma del Reglamento del Congreso que ayer aprobamos no confronta la incomodidad, no limita la crítica, no impide la pregunta incisiva. La protege.

Esta norma no nace del poder, sino de la prensa. Fueron los colectivos de periodistas de toda ideología quienes nos pidieron amparo frente a quienes convierten la información en espectáculo, el enfrentamiento, en negocio y la amenaza, en método. Hemos vivido escenas intolerables en el Congreso que nada tienen que ver con el ejercicio de la profesión periodística: señalamientos públicos, intimidaciones, advertencias veladas sobre domicilios. Eso no es libertad de prensa, es intimidación. Y sus destinatarios no eran los políticos (que también), sino los propios periodistas parlamentarios. Frente a todo eso, no cabe mirar hacia otro lado.

El nuevo Reglamento delimita espacios, ordena flujos y establece reglas mínimas para una buena convivencia. Como ya ocurre en otras democracias consolidadas: el Parlamento británico, el escocés, el canadiense o la propia Comisión Europea aplican normas similares. Y es que proteger el ejercicio del periodismo no es obstaculizarlo. Es garantizar que la libertad de prensa no se vea sepultada por el ruido ni desplazada por quienes solo buscan crispación.

Esta reforma no es, pues, un muro. Es un escudo. Un compromiso con la información libre, veraz y valiente. Porque sin periodistas que pregunten no hay democracia que responda. Porque las preguntas verdaderamente incómodas para el poder son las bien formuladas, con fundamento, que exigen respuestas claras sobre asuntos relevantes. Y son esas preguntas inteligentes las que sustentan al periodismo democrático.