De pulseras y bulos

Mucho más que una pulsera, el brazalete electrónico que llevan las víctimas de violencia machista es un salvavidas. Durante meses, ha habido fallos en esas pulseras que han desprotegido a sus usuarias, por un lado, y que han permitido a los agresores quebrantar la orden de alejamiento sin que quedara registrada –algunos han sido absueltos–. Y no, esto no era un bulo, como ha pretendido el Gobierno. El Ministerio de Igualdad se ha rendido a las denuncias de víctimas, policías, jueces, abogados y la mismísima Memoria Judicial de 2024. Y anuncia ahora "mejoras técnicas". Cuando el argumentario se topa con una realidad tan dramática como la de la violencia machista, y con un fallo tan clamoroso, cae por su propio peso.