Fumadores y no fumadores, sobre la nueva ley antitabaco: "Entra en juego la empatía que pueda tener cada uno"
'20minutos' sale a la calle para preguntar a los ciudadanos su opinión sobre la prohibición de fumar al aire libre.

Terrazas, fiestas al aire libre, marquesinas o campus universitarios son algunos de los espacios en los que estará prohibido fumar en España. El Ministerio de Sanidad prepara una nueva ley antitabaco que ampliará los espacios sin humo al aire libre, según ha adelantado este jueves la titular del departamento, Mónica García, en una entrevista para Cadena SER. La ministra ha defendido que las medidas recogidas en el borrador están avaladas por la evidencia científica, por la Unión Europea y por "una amplia mayoría de la ciudadanía, incluidos los fumadores". No obstante, la norma aún debe volver en segunda vuelta al Consejo de Ministros antes de aterrizar en el Congreso de los Diputados para su tramitación, un escenario que todavía no cuenta con fecha fija, pero que García espera que llegue "pronto".
Osiris, de 54 años y dueño del bar de La Reina, sale de la cocina para recibir a 20minutos en la puerta de su local, con una terraza que mira de frente al Museo Reina Sofía. Todas las mesas están ocupadas. En cuanto a la nueva norma de Sanidad, el hostelero reconoce que podría "venir bien para todos". "Hay personas que si están buscando espacio libre en la terraza y ven que la que está al lado está fumando, les puede molestar. Ahí pienso que también entra en juego la empatía que pueda tener cada ciudadano sobre la molestia que pueda causar el humo", asegura. Sin embargo, se muestra positivo sobre la acogida a futuro de la nueva norma. "Cuando se implanta alguna medida, al principio somos reticentes de llegar a aceptarla. Pero, con el tiempo, si es un bien común para todos, la gente podría llegar a aceptarla".
En cuanto a la posibilidad de que estas medidas afecten a la recaudación de su negocio, Osiris no cree que pudieran llegar a afectar a la afluencia de clientela. "Hay mucha gente que conscientemente no fuma al lado de otra persona y se aguantan las ganas de fumar. Incluso a veces se levantan de la mesa, se van, fuman y vuelven", explica el hostelero. Con él concuerda Efrén, trabajador en el vecino bar Brillante. "En un local de comidas, como es nuestro caso, no afectaría económicamente. De hecho, hasta vendría bien. Pero a un bar de copas sí que podría afectar", reconoce el camarero.
"Puede ayudar a reducir el consumo"
En el exterior de este mismo establecimiento, Claudia (19) y Elena (20) comparten un vaper mientras toman algo con su grupo de amigos. "No me gustaría que se prohibiese fumar en las terrazas. En un lugar cerrado con mamparas lo entiendo, pero al aire libre no lo veo", asegura la primera. Siguiendo esta línea, Elena entiende "que haya a quien no le guste el tabaco", pero asegura que "deben respetar" a quien sí sea fumador. "Nosotros respetamos que no se pueda fumar en interiores", defiende la joven.
Y es que la nueva norma de Sanidad equipara el uso de cigarrillos electrónicos (vapers) y dispositivos de tabaco calentado con el tabaco convencional en cuanto a restricciones de uso en espacios públicos. Judit, de 25 años es fumadora de vaper y defiende que se diferencia en la norma ambas modalidades: "Es verdad que el tabaco puede molestar a los demás, sobre todo por el olor. En el caso del vaper, a más de unos pocos centímetros no impacta a la persona de al lado, entonces pienso que a lo mejor se podría permitir".
Mientras desayuna un café con su madre en una terraza frente a la estación de Atocha, la joven propone que los cigarros electrónicos se presenten como alternativa al tabaco convencional en las fiestas al aire libre. "Sería una opción para los festivales, por ejemplo", plantea. Aun así, no cree que la nueva ley por sí sola consiga que los fumadores convencionales dejen el tabaco. "Al final es una decisión personal. Puede ayudar a reducir el consumo, pero a dejarlo como tal, creo que no", afirma.
"Es meterse en la vida de la gente"
Más adelante, en una mesa exterior de un restaurante de la calle Méndez Álvaro, Alejandro (26 años y no fumador) se muestra crítico con la intervención del Gobierno. "Es meterse en la vida privada de la gente. Si quieren acabar con el tabaco, lo que tendrían que hacer es prohibirlo. Cuanto más prohíbes algo, más incitas a la gente a que lo quiera probar", sostiene. Una visión distinta tiene Charo, de 77 años, también no fumadora. Sentada en una terraza sin humo a su alrededor, aplaude el endurecimiento de las restricciones: "Me parece muy bien. Desde que han prohibido fumar en otros lugares, mucha gente ha dejado de fumar, con lo cual será un paso adelante. Siempre que se quite el tabaco, mejor", opina.
En esta misma línea, Guillermo, de 62 años y fumador de toda la vida, se inclina más hacia la moderación. "Creo que puede ayudar a reducir el consumo de tabaco y es una opción muy acertada. Para las personas no fumadoras lo veo bien", resume desde un banco cercano a una marquesina en la calle de Atocha.
Pero no todos lo ven igual. Jesús (19 años, fumador), lanza una pregunta retórica mientras da una calada a su cigarro en una terraza cercana al Paseo del Prado: "¿Qué hago si me apetece fumar con un refresco en la calle, me tengo que ir a casa?", protesta. "Los que no fuman están en su lado y los que fumamos, en el nuestro. Y no creo que la ley ayude a reducir el consumo. Si soy fumador, voy a fumar aquí o en otro sitio", zanja el joven.