Cuando Julio Cortázar se atrevió a ser Julio Cortázar

El autor de ‘Rayuela’ dejó de firmar sus textos con seudónimo y abandonó la docencia para centrarse en escribir durante su estancia en la ciudad argentina de Mendoza hace 80 años

Cuando Julio Cortázar se atrevió a ser Julio Cortázar

Aún faltaba un tiempo para que pusiera a Oliveira tras el rastro de la Maga en Rayuela, su novela más famosa. En el invierno austral de 1944, Julio Cortázar era un joven larguirucho, lampiño y repeinado que estaba a punto de cruzar la treintena. Acababa de aceptar el encargo de impartir tres cátedras de literatura en la recién creada Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), en Mendoza, Argentina, al pie de los Andes. Hasta entonces, había firmado un poemario, Presencia, bajo el seudónimo de Julio Denis, que también estampaba en sus libros y cartas. Año y medio después, dejó el puesto, abandonó definitivamente la docencia y sepultó a Julio Denis bajo su verdadero nombre. A principios de 1946, se justifica en una carta a su alumna mendocina Dolly Lucero: “¡Yo quiero ser escritor, no profesor!”.

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