La revuelta de los jóvenes Z deja una herida generacional abierta en Marruecos: “No estudio para emigrar”

El imán —un funcionario estatal en Marruecos— llamaba a la calma durante el rezo de este viernes desde el almimbar de la mezquita de la avenida central de Leqliaa (90.000 habitantes), población satélite de Agadir, en la costa sur del país. “Protestar para reclamar derechos es legítimo”, argumentaba el clérigo musulmán en el principal sermón de la semana, “pero el Corán prohíbe la violencia y la destrucción”. A dos centenares de metros del templo —en cuyo exterior oraba una comunidad mayoritaria de hombres de mediana edad, abrumada por el futuro de sus hijos—, los muros tiznados por el fuego daban testimonio del asalto al cuartel de la Gendarmería. Cientos de jóvenes intentaron incendiar el puesto policial en la noche del miércoles. Tres de ellos cayeron muertos por disparos de las fuerzas de seguridad en el incidente más sangriento de la multitudinaria revuelta social de los jóvenes de la generación Z, un movimiento sin precedentes en el país magrebí en una o dos décadas.